Clint Eastwood lo hizo de nuevo. Cuando vi Río Místico quedé PLOP! La maldita película es excelente y Million Dollar Baby no quedó atrás. ¿Cómo puede ser alguien tan constante con sus objetivos? ¿Cómo puede existir gente que quiera romper los sueños de las otras personas? ¿Cómo puede existir gente que no crea en utopías? Esas fueron algunas de las preguntas que circularon en mi cabeza por un buen rato tras ver el film.
Maggie (una excelente Hillary Swank) es una boxeadora amateur en busca de un entrenador, y no cualquiera, nada más ni nada menos que Frankie Dunn (Clint Eastwood), un personaje lleno de barreras y traumas, más aún, luego de perder a su principal boxeador, quien decidió disputar el título mundial con otro manager y, para colmo, ganarlo. Swank es una mujer llena de garra, esfuerzo, constancia y por sobre todo amor por el boxeo. Tras muchos intentos en vano e innumerables visitas el gimnasio de Dunn, Maggie logra, gracias a la ayuda del "cuidador" del lugar Eddie (nuevamente sólido, Morgan Freeman), que Frankie la entrene.
Maggie resulto ser una tremenda boxeadora, ganando casi todos sus primeros encuentros en el primer round por K.O. A medida que se va consolidando como estrella del ring la relación entre entrenador y boxeadora se va haciendo cada vez más estrecha. Cada uno cuenta su historia y sus sueños, es en esta etapa cuando aparece la familia de Maggie, unos individuos bastante desagradables que sólo viven por el dinero fácil y que sólo logran amargar a la "campeona" (jajaja me acordé de la Romina) luego que esta les regalará un nuevo hogar que, según ellos, más les traería problemas.
Todo va bien hasta que comienzan las luchas realmente importantes, como un título británico, una gira mundial y, finalmente, el título mundial de peso mediano en Estados Unidos. De acá en adelante no les cuento nada porque es lo mejor del film. Si algo sabe hacer Eastwood es darle un giro tremendo a la trama de sus obras. En este caso el nudo fue tan contundente que le dio un nuevo trasfondo al mensaje de MDB.
El movimiento de cámaras y el montaje en las escenas pugilísticas son excelentes. Incluso quedan chicas las peleas de Rocky con la agilidad de las imágenes, el sonido y el maquillaje empleado para simular cortes y sangramiento (recomiendo que presten mucha atención a la escena donde Frankie le repara la nariz a Maggie... OUCH!!!). Rescato, además, la tenue iluminación empleada en el gimnasio de Frankie, la cual le da un toque perfecto de "underground", cosa que cambia totalmente en las peleas estelares con el uso de colores vivos y mucha luz frontal. Finalmente le doy mucho merito de la emotividad del film y al ritmo de las imágenes a la voz en off de Eddie (Morgan Freeman), quien relata de forma muy calma y reflexiva esta historia, desde un punto de vista mucho más interno.

Me llegó tanto el mensaje de luchar por los sueños que sólo uno ve (eso lo dijo Eddie) que escribí de inmediato en mi Libro Rojo (está reposando de una herida), algo referido a los sueños. En realidad MDB es un film motivador. Una obra que te deja apretando los puños y queriendo conquistar el mundo a punta de pura garra, aunque tener garra no es suficiente (el lema favorito de Frankie). Últimamente he tenido un constante miedo del futuro (the real world), el cual se me acerca como un muro que cae encima de algún pelagato. Después de lo que vi me di cuenta que el miedo es una señal muy buena. De todas formas, todas las cosas que ya hice empezaron con un gran miedo de mi parte.
Les doy una pequeña pista del nudo: cuando todo... todo acabe, de seguro que recordaré a mi vida como una serie de sueños que logré concretar a punta de esfuerzo y por ser un hueón tan... pero tan... PORFIADO.