El Arte de Sentir (Crítica de Arte)
Sunday, July 24, 2005
Sideways (2004, Alexander Payne)
De enología sé absolutamente nada. Mi única experiencia con vinos es una serie de rondas de "Hermanos Carreras" en caja en las Ruinas de Huanchaca, lo cual me rebaja a un nivel de "mejor callate". Sideways es una película que avanza entorno a los vinos. Jack (Thomas Hiden Church) es un actor mediocre apunto de casarse. Su mejor amigo y padrino de bodas Miles (Paul Giamatti) lo lleva a una aventura de una semana que, al parecer, lleva el sello de este enólogo amateur: un recorrido por las viñas, restaurantes y uno que otro partido de golf.
Como buen amante de las críticas aproveché de leer las siempre escuetas y vacías reseñas de Blockbuster. Esta vez me encontré con un acierto. El texto detalla la relación entre estos dos compadres como "el conflicto entre el pinot y el cabernet". Mucha razón tenía, debido a que Miles es un tipo fino, muy culto y austero cuando se trata de "pasarla bien" (resalto las comillas), mientras que Jack es un vividor que sólo quiere usar este paseo como una forma de acostarse con alguien antes de la boda. Este conflicto los lleva a una serie de peripecias que podrían terminar por cambiar el destino del futuro esposo y quizás de un traumado, depresivo y perdedor Miles.
La fotografía y las excelentes actuaciones de los protagonistas dan muchos puntos positivos al film, el cual se sigue con gran atención y bajo un gran ritmo. Bueno, tomando a la película desde mi punto de vista, puede que ésta me haya trasladado a una introspectiva de mi persona reflejada en Miles. Aquel caracter reflexivo, demasiado analítico y represivo que sólo lleva al personaje a alejarse del amor (luego de un divorcio traumático) es una proyección de muchos sucesos en mi vida. Cuando Miles llama a su ex esposa borracho me recordó alguna práctica que realizaba hace algunos años con amigas que despertaban en la madrugada por mi culpa.
Me hace falta un amigo como Jack, de todas formas. Jack lleva a Miles al lado B del mundo. Lo lanza a la vida y, demonios que le hace bien, a pesar de todas las barreras que le impiden llegar a una enamorada Maya (Virginia Madsen). Ese pequeño salto que Miles logra al final del film es aquel que yo agradecería a Díos por vivir.
Otro punto importante de la obra es la sofisticación del tiempo libre del profesional joven gringo. Buenos restaurantes, buena música, buen ambiente... ¡genial! Quizás esa "sofisticación" sólo la viví en Santiago gracias a Priscilla en los viernes de Friday's (¡qué sofisticado!). Algo es algo.
Me gustó mucho la película y, definitivamente, si quieren saber algo de mi persona, sólo traten de entender a Miles.
¡¡¡RECOMIENDO!!!
Como buen amante de las críticas aproveché de leer las siempre escuetas y vacías reseñas de Blockbuster. Esta vez me encontré con un acierto. El texto detalla la relación entre estos dos compadres como "el conflicto entre el pinot y el cabernet". Mucha razón tenía, debido a que Miles es un tipo fino, muy culto y austero cuando se trata de "pasarla bien" (resalto las comillas), mientras que Jack es un vividor que sólo quiere usar este paseo como una forma de acostarse con alguien antes de la boda. Este conflicto los lleva a una serie de peripecias que podrían terminar por cambiar el destino del futuro esposo y quizás de un traumado, depresivo y perdedor Miles.
La fotografía y las excelentes actuaciones de los protagonistas dan muchos puntos positivos al film, el cual se sigue con gran atención y bajo un gran ritmo. Bueno, tomando a la película desde mi punto de vista, puede que ésta me haya trasladado a una introspectiva de mi persona reflejada en Miles. Aquel caracter reflexivo, demasiado analítico y represivo que sólo lleva al personaje a alejarse del amor (luego de un divorcio traumático) es una proyección de muchos sucesos en mi vida. Cuando Miles llama a su ex esposa borracho me recordó alguna práctica que realizaba hace algunos años con amigas que despertaban en la madrugada por mi culpa.
Me hace falta un amigo como Jack, de todas formas. Jack lleva a Miles al lado B del mundo. Lo lanza a la vida y, demonios que le hace bien, a pesar de todas las barreras que le impiden llegar a una enamorada Maya (Virginia Madsen). Ese pequeño salto que Miles logra al final del film es aquel que yo agradecería a Díos por vivir.
Otro punto importante de la obra es la sofisticación del tiempo libre del profesional joven gringo. Buenos restaurantes, buena música, buen ambiente... ¡genial! Quizás esa "sofisticación" sólo la viví en Santiago gracias a Priscilla en los viernes de Friday's (¡qué sofisticado!). Algo es algo.
Me gustó mucho la película y, definitivamente, si quieren saber algo de mi persona, sólo traten de entender a Miles.
¡¡¡RECOMIENDO!!!
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